La Slow Cosmétique
l.1. Una cosmética “ecológica”:
La Slow Cosmétique se formula y practica respetando el medio ambiente. Privilegia los ingredientes naturales y orgánicos menos transformados en sus fórmulas, excluyendo todo ingrediente procedente de la química de síntesis, la petroquímica y la industria plástica, así como todo ingrediente potencialmente contaminante para el medio ambiente o para el organismo. Se esfuerza en minimizar su impacto ecológico en todos los campos de acción sin excepción, privilegiando los ciclos cortos, los intercambios locales y la opción “cero basura”. Privilegia la utilización de vegetales y minerales con bajo impacto medioambiental. Excluye todo ingrediente y toda técnica potencialmente tóxica para la naturaleza, el ser humano o los animales. Favorece la biodiversidad.
l.2. Una cosmética “sana”:
La Slow Cosmétique se formula y practica respetando la salud del ser humano y de los reinos vegetal y animal. Se concibe respetando a los seres vivos y sus ciclos de vida sin causar toxicidad ni a corto ni a largo plazo. Se preocupa por no alterar las funciones fisiológicas del organismo. En caso de duda sobre el impacto sanitario de un acto cosmético o un producto, la Slow Cosmétique aplica el principio de cautela y se conforma con las alternativas disponibles. La Slow Cosmétique excluye los experimentos con animales, así como toda explotación animal que provoque sufrimiento o muerte.
l.3. Una cosmética “inteligente”:
La Slow Cosmétique responde adecuadamente a necesidades reales de la piel. Reconoce las necesidades dermatológicas fundamentales de la piel, en particular la limpieza, la hidratación y la protección, respondiendo a ellas con actos o productos sensatos evitando diversificarlos sin necesidad. Para ello, utiliza fórmulas sencillas con ingredientes nobles procedentes de recursos biodisponibles.
Evita en lo posible los ingredientes sintéticos inertes, inactivos o innecesariamente modificados, así como los ingredientes que, si bien mantienen o mejoran la salud de la piel, lo hacen en detrimento de la salud del resto del cuerpo o del espíritu. Nos invita a consumir menos pero mejor, a la vez que nos incita a entrar en contacto directo con la naturaleza sin tratar de reproducirla de forma artificial.
l.4. Una cosmética “razonable”:
La Slow Cosmétique no hace promesas falsas imposibles de cumplir por medio de la naturaleza de un producto o un acto cosmético. No practica el “greenwashing”, la manipulación ni ninguna forma de modificación o disimulación destinada a engañar a sus interlocutores. Se vende y se compra a un precio justo que refleja la calidad real de su formulación o de su servicio. El precio es el resultado de un cálculo justo, directamente relacionado con el desarrollo del producto o del servicio, respetando los valores de la Slow Cosmétique. Promueve los conocimientos ancestrales y tradicionales respetando la ética. En su elaboración, se preocupa por la mejora del nivel de vida de todos los actores de la cadena de producción. Confía en los ingredientes procedentes de la naturaleza o de la habilidad humana, sin desear reivindicar su exclusividad (biopiratería). Es decididamente positiva y no ansiógena, reconoce que el placer es una necesidad percibida por el ser humano como una cualidad e invita a cultivarlo de manera sencilla. Incita a adoptar alternativas naturales, beneficiosas tanto para el cuerpo y la belleza como para el espíritu.